En contraste con la "aparente benignidad" de la intoxicación aguda por marihuana, el uso crónico de ésta trae consigo importantes consecuencias, tanto al usuario, como a la sociedad de la que forma parte.
El usuario cae, en forma progresiva, consciente o inconscientemente, en lo que se ha dado en llamar farmacodependencia: estado psíquico y a veces físico causado por la interacción de un organismo vivo y un fármaco. La farmacodependencia se caracteriza por ciertas modificaciones del comportamiento y por otras reacciones que comprenden siempre un impulso irreprimible de tomar el fármaco en forma continua o periódica, a fin de experimentar sus efectos psíquicos y, a veces, para evitar el malestar causado por la privación. La dependencia puede ir, o no, acompañada de tolerancia. Una misma persona puede ser dependiente de uno o más fármacos (Comité de Expertos de la Asociación Mundial de la Salud en Farmacodependencia, Sexto Informa de 1969).
En el caso concreto de la marihuana, no se ha demostrado dependencia física; se ha descrito con frecuencia, al suspenderla, después del uso intenso y prolongado de grandes cantidades, irritabilidad moderada, sin que sea ésta virtualmente síntoma de dependencia física.
La dependencia psicológica se establece en la medida que el individuo desarrolla una preferencia progresiva al estado de ánimo inducido por la droga. Es difícil referir factores sociales; así como el uso ocasional de LSD en el desarrollo del uso regular de marihuana. (50)
Los cambios de personalidad y conducta, así como las enfermedades mentales tipo psicosis, han sido reportados en fumadores crónicos de marihuana, de personalidad previa normal (46, 41). Los pacientes muestran un cambio sutilmente progresivo al conformismo, relajación, higiene personal muy descuidada, apatía, internalización, la afectividad se encuentra disminuida y la capacidad o voluntad para llevar a cabo planes a largo plazo, o complicados, es baja (Síndrome amotivacional) (48, 49, 50). Hay dificultades de concentración por largos períodos, así como disminución de la fluidez de expresión hablada o escrita (38); demuestran una gran tendencia hacia la regresión, quedando totalmente envueltos en el presente, a costa de futuras metas y pensamientos mágicos de tipo infantil. Los pacientes parecen tener una gran productividad subjetiva; pero una productividad objetiva disminuida. Pierden rápidamente el interés en las tareas vocacionales y cargos asignados. El deterioro de la memoria para hechos recientes es común. Los efectos físicos demostrados manifiestan un marcado adelgazamiento, anorexia, palidez, inversión en el ritmo de sueño, conjuntivitis y bronquitis crónica, trastornos digestivos y deterioro mental (43, 47, 50).
Estudios neumoencefalográficos practicados por A.M.G. Cambell (1971), en un grupo de pacientes con historia de haber fumado marihuana por espacio de tres a once años y edad promedio de 22 años, demuestran un definitivo modelo de atrofia cerebral y concluye o sugieren que el uso regular de marihuana produce atrofia cerebral en adultos jóvenes. Existe un interesante paralelismo entre las imágenes mostradas por encefalitis letárgica y las mostradas por uso crónico de marihuana, y LDS, siendo las ganglios basales, cerebro medio, tálamo y piso del tercer ventrículo, las áreas mayormente afectadas (47). Von Zerssen et al., encontraron dilatación del tercer ventrículo, por encefalografía, en un grupo de usuarios.
Es importante considerar signos y síntomas neurológicos en cualquier evaluación a largo plazo del uso regular de marihuana…
Hernando Flores Cortes.
"La marihuana, estudio integral", Trabajo recepcional que para obtener el título de Médico Cirujano Partero presenta el autor. Tesis dirigida por el Dr. Ernesto Lammoglia Ruiz. 1973. Instituto Politécnico Nacional. Escuela Superior de Medicina. Pág. 29-31